Los docentes utilizamos diferentes técnicas y herramientas para estimular a alumnos a desarrollar diferentes competencias y habilidades. Una de ellas es la capacidad de animarse a realizar preguntas que desarrollen habilidades de pensamiento crítico.
En tal sentido encontré un artículo interesante que desarrolla Pedro Calvo, donde desarrolla y expone una metodología interesante para estimular a realizar preguntas "en forma participativa, estimulando la reflexión y conectar emocionalmente".
Explica la técnica denominada elicitación, explicando como funciona y como aplicarla en el aula en forma efectiva. La define como una técnica conversacional que se basa en obtener información mediante declaraciones, es decir que pone en situación al alumno como espectador y abrir un espacio donde se sienta en libertad para responder. En vez de realizar la pregunta en forma directa, se le permite opinar en plena libertad y a su vez estimulando su capacidad de razonamiento.
Esta técnica despierta la curiosidad y reducir el temor y el riesgo a equivocaciones, es decir que a través de la ambigüedad se despierta la curiosidad. El método es utilizado y tiene su base psicológica, y en este caso la mente no se siente amenazada sino que se siente relajada y no evaluada en las preguntas.
Cómo funciona en el ámbito escolar
Los adolescentes por lo general se sienten juzgados al responder, continúa el artículo del autor, entonces muchas veces se siente juzgados en sus respuestas por temor a equivocarse o en su defecto a responder "si" o "no". Al usar declaraciones en vez de preguntas, les permite entrar en la conversación sin sentirse juzgados y evaluados por sus respuestas.
Para este caso propone una serie de ejemplos para poder trabajar en las aulas. En este sentido, expone que la forma más eficaz para activar la elicitación es "compartir información o sugerir algo más de una situación" para que se activen los mecanismos mentales y así entrar en el juego de la conversación con los alumnos.
Entre los variados ejemplos, expone para el aula las siguientes situaciones:
En vez de preguntar "¿crees que esta revolución fue justa?," propone estimular indagando de la siguiente manera: "Es curioso cómo la historia suele recordar a los ganadores como héroes, aunque hayan hechos cosas cuestionables". Abriendo de esta manera un abanico de respuestas y entablando un diálogo constructivo entre pares, exponiendo sus puntos de vista y estimulando la capacidad crítica de cada uno. De esta manera no se exige una respuesta, sino que se provoca una reflexión.
El autor continúa recomendando haciendo comentarios que insinúen duda o ambigüedad. Como ejemplo indica: "No estoy seguro de entender porqué este personaje actúa así"; "Parece que en esta parte del texto contradice lo que decía antes..". Implicando que los alumnos quieran y pueda aportar su interpretación y conectar su propia experiencia.
La clave es crear un vacío en donde los alumnos quieran responder y no empujar la idea; pues no funciona si suenan a preguntas disfrazadas, parecen cerradas o buscan manipular en lugar de invitar a pensar.
Cuando los estudiantes siente que pueden hablar y desarrollarse sin miedo, su perspectiva cambia y puede abrirse al diálogo (conversación) con ideas y no respondiendo sólo a preguntas. En este sentido su voz importa y se siente protagonistas principales aportando desde si mismos sus puntos de vista.
En este sentido también las evaluaciones escritas puede adoptar la técnica, en donde se puede enriquecer las producciones dentro de las aulas.
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