La propuesta que hoy traigo es tratar de construir entre todos un punte donde sepamos mejorar la calidad y detonar un esfuerzo superador para todas las actividades aúlicas.
Como inicio y como forma de discusión y reflexión dejo un artículo de de Guillermina Tiramonti cuando se refiere en una clase magistral sobre la modernidad y la globalización en un medio educativo; que viene acompañada del papel que cumple el medio informatizado en nuestra tarea cotidiana.
3. De la Galaxia Gutember a la sociedad mediática
En la segunda mitad del siglo XX se acumularon una serie de cambios que transformaron significativamente el orden social, político, económico y cultural, a la vez que modificaron la vida cotidiana de la gente e impactaron significativamente en la constitución de las subjetividades y en la conformación de identidades.
En el campo de la cultura el fenómeno más significativo es sin duda la revolución de las comunicaciones, tanto por el desarrollo de los massmedia como por el de las tecnologías electrónicas para la transmisión y almacenamiento de datos. Sin duda los medios de comunicación se han constituido en un ecosistema o ambiente donde se desenvuelve nuestra vida y donde se recrean y producen lenguajes, conocimientos, valoresy orientaciones sociales.
Este hecho desafía a la institución escolar, tanto en su función de transmisora de conocimientos y saberes, como en su carácter de socializadora de niños y jóvenes.
La otra cara de la moneda la constituye la capacidad de los massmedia para definir modos de vida, gustos y conformar un arco valorativo que reordena y desmonta las anteriores formas de intermediación y autoridad que configuraban hasta no hace mucho el estatuto del poder social.
Las visiones o perspectivas más negativas depositan en los massmedia, fundamentalmente en la TV, el origen o la causa de todos los males que aquejan a la sociedad. De allí que se piense a la TV como un dispositivo que está en la base del aumento de la violencia, la pérdida de la autoridad en todos los ámbitos y la decadencia de la capacidad lectora de las nuevas generaciones. En todos estos casos la TV es representada como un aparato poderoso que contrasta con la pasividad con que los niños y jóvenes recepcionan los mensajes.
Podría decirse que la infancia se ha definido de diferentes modos a través de la historia y que estas definiciones han ido cambiando el estatus social de la niñez y sus relaciones con los adultos. La modernidad es la que establece esta separación tajante entre el mundo de los adultos y el de la niñez. El formato de la escuela moderna rompe con las anteriores formas de transmisión cultural que se basaban en un aprender a hacer a través de la incorporación de los aprendices a la producción familiar. La escuela instaura un lugar específico donde sucede la relación pedagógica que es autónomo al resto de la vida social y productiva . La extensión de los años de estudio y la jornada escolar estableció nítidas fronteras entre la vida de niños y adultos que los medios han desdibujado.
Sucede que los medios representan un papel cada vez más importante en la definición de las experiencias culturales de los niños de hoy. El desafío para las familias y la escuela no es protegerlo de los medios vedándoles el acceso, sino por el contrario prepararlos para abordar la experiencia mediática.
Dentro de este paquete de calamidades que se le atribuye a la influencia de los medios, está el declinar de la lectura o la muerte del libro. Según esta postura la seducción que ejercen los medios audiovisuales sobre los niños y jóvenes sería la que explica su alejamiento de la lectura. Sin embargo, la actual crisis de la lectura pareciera estar más relacionada con la profunda reorganización que atraviesa el mundo de la escritura y los relatos y la consiguiente transformación de los modos de leer, es decir, con el desconcierto que entre los mas jóvenes produce la obstinación de seguir pensando la lectura únicamente como modo de relación con el libro y con la pluralidad y heterogeneidad de textos y escrituras que hoy circulan. No se trata entonces de la muerte de la lectura, sino de la pérdida de su lugar central y hegemónico en el espacio cultural. En el siglo XXI aprender a leer los textos audiovisuales y los hipertextos es condición indispensable para la incorporación de las nuevas generaciones a un intercambio cultural que permita la constitución activa de la ciudadanía.
La escuela fue constituida dentro del universo que Marshall Mac Luhan bautizó como la galaxia Gutemberg, es decir, un mundo dominado por la lógica del libro cuya base es la estructura de la linealidad y el orden secuencial. La heterogeneización de los textos rompe esta linealidad y modifica los modos de acceder al saber que tienen las nuevas generaciones.
Según Barbero (ver bibliografía), la actual ruptura generacional remite a una experiencia que no cabe en la linealidad de la palabra impresa pues, nacidos antes de la revolución electrónica, la mayoría de nosotros no entiende lo que esto significa. Este no entener pareciera ser lo que está sucediendo en las escuelas.
Para algunos autores la escuela se ha transformado en un lugar de enfrentamiento entre la cultura letrada y la audiovisual. Sin embargo, personalmente no creo que esa lucha efectivamente se esté librando. A mi entender, nos encontramos ante instituciones escolares en las que la transmisión cultural es poco significativa o muy débil, de modo que no puede considerarse que desde allí se apunte a contrarrestar o competir con el sustrato cultural que proponen los massmedia. Esta falencia de la función básica de la escuela resulta de su incapacidad de reconocer los nuevos códigos culturales y de poner en juego los instrumentos que proporciona la cultura letrada para interactuar inteligentemente con los medios audiovisuales y electrónicos.
Sólo si la escuela asume a los medios como dimensión estratégica de la cultura podrá interactuar con los nuevos campos de experiencia surgidos de la reorganización de los saberes, los flujos de información, las redes de intercambios creativos y con la hidridación d elas cienicas y las artes.
Al mismo tiempo, la mediatización de lo público exige una escuela capaz de proporcionar a las nuevas generaciones las habilidades cognitivas necesarias para leer e interpretar los mensajes mediáticos que lo interpelan como ciudadano. El ejercicio actual de la ciudadanía exige decodificar críticamente estos mensajes para establecer relaciones de sentido entre ellos, los intereses que están en juego, los propósitos subyacentes y los objetivos declarados. La escuela debería proporcionar a los niños y jóvenes un “filtro cognitivo” que los desplace del lugar de espectador pasivo y lo transforme en un lector inteligente de los mensajes que se le dirigen, ya sea como consumidor a través de las propagandas o como receptor cultural.
Se trata de un cambio radical del proyecto cultural de la escuela. En primer lugar se trata de reconocer a las nuevas tecnologías de comunicación como tecnologías de intelectuales o sea como estrategias de conocimiento y no como meros auxiliares de la tarea escolar. En segundo lugar se trata de incorporar los medios audiovisuales como objeto de estudio de la cultura cotidiana de los chicos, de la sociedad en que vivimos, de los acontecimientos que jalonan nuestra historia y de los múltiples modos de contarnos esa historia. El análisis de una telenovela puede decirnos mucho de la cultura popular, de los valores que la articulan, de los modos que se procesa el conflicto en nuestras sociedades, del lugar de la mujer, de las relaciones familiares, de las relaciones entre los diferentes grupos sociales, de los modos de concebir la pobreza y la riqueza y así al infinito.
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