El alcohol reina en la noche de los jóvenes.
La diversión de los adolescentes está signada por el consumo de bebidas; hubo más controles, pero no logran frenar el fenómeno
'Sexo, droga y reguetón', gritaba Rodrigo, de 19 años y estudiante de animación digital, en la fila de la discoteca Esperanto, en la avenida Juan B. Justo. 'Es el resumen de la noche perfecta', afirmaba el joven que expulsaba aliento etílico y le costaba mantener el equilibrio.
Es que la noche de los jóvenes sigue estando dominada por el alcohol y, en consecuencia, los excesos. A pesar de los controles que se comprobó que realizaban la Policía Federal, el gobierno porteño y la misma seguridad privada de las discos, los adolescentes cruzan los límites del consumo de bebidas alcohólicas y burlan las medidas de seguridad.
Chicos que toman vodka puro entre los arbustos linderos a una disco exclusiva, peleas generadas por las intoxicaciones a la salida de las bailantas, muchachas tambaleándose por las calles del barrio de Palermo. Jóvenes con las pupilas dilatadas a plena luz del día que, según explicó un jefe policial, se debería al posible consumo de drogas. Estos son algunos de los excesos que este diario pudo comprobar en una recorrida realizada en la madrugada de ayer por algunos los centros nocturnos de la Capital.
Ante las alarmantes cifras de jóvenes intoxicados por alcohol y drogas durante los fines de semana, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, elaboró un proyecto para limitar el horario de ingreso y cierre de las discotecas y frenar así el recrudecimiento de la violencia nocturna. La propuesta oficial es que los locales nocturnos cierren a las 5.30. Las autoridades del gobierno porteño también debieron contemplar la posibilidad de adoptar la misma normativa.
El presidente de la Cámara de Empresarios de Discotecas y Entretenimientos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Cedeba), expresó su descontento por el proyecto y fundamentó su postura: 'Luego de la tragedia de Cromagnon, el gobierno porteño impuso controles muy duros y los locales los cumplen. No sucede lo mismo en la provincia. Me parece que siempre nos quieren estigmatizar y echar la culpa de problemas que son sociales. Los chicos se emborrachan antes de entrar a bailar, porque la mayoría no tienen el poder adquisitivo para hacerlo dentro del local'.
Precisó que 'para que las discos cierren a las 5.30 no hay infraestructura de seguridad ni de control, porque los chicos van a salir todos expulsados a la misma hora y eso sí puede generar accidentes viales y un aumento de las peleas callejeras. Con el horario actual, los jóvenes van saliendo paulatinamente de los locales'.
Crobar, una de las discos más exclusivas de la Capital, convoca a 3200 jóvenes todos los fines de semana, entre ellos, cientos de extranjeros que pagan paquetes de salidas nocturnas y que llegan en ómnibus especialmente alquilados para ellos. 'Buenos Aires es uno de los centros nocturnos más conocidos del mundo y eso les interesa mucho a los turistas. Nosotros cumplimos con los controles y si vemos chicos notablemente alcoholizados no los dejamos ingresar', dijo Roberto, uno de los encargados del lugar.
En unos arbustos, a pocos metros de la entrada a un boliche, un grupo de tres jóvenes bebían a escondidas de una botella de vidrio, una bebida transparente que parecía ser vodka. Controles estrictos
En la puerta de un bailanta situada, en el barrio de Balvanera, Félix, de 20 años, espera paciente que lo dejen entrar a divertirse: 'Para entrar acá nos revisan por todos lados y si estamos borrachos, también nos niegan la entrada', expresó el joven oriundo de la provincia de Santiago del Estero. Su amigo Ariel contó que 'las peleas son frecuentes a unas cuadras del local y generalmente son causadas por la ?pica´ que hay entre las provincias', ya que al lugar asisten jóvenes de todas partes del país.
A las 4, en el cruce de Rivadavia y Sánchez de Bustamante, a pocos metros de una disco, un grupo de al menos diez adolescentes comenzaban a discutir a los gritos, una previa de lo que sería la pelea, que minutos después estalló. Las corridas por la calle Sánchez de Bustamante alarmaron a la policía, que rápidamente intervino y evitó así una gresca.
En ese instante, en la puerta de esa disco, un grupo de adolescentes bebía sin control de un bidón plástico de 5 litros una rara mezcla de bebidas alcohólicas: era antesala de otra riña.
Fuente Diario La Nación
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