Los grandes cambios y procesos de la humanidad a través de la historia nos muestra la gran ola y la velocidad en la cuál ésta se mueve y transporta conocimientos; creando y diseñando paradigmas para los diferentes sistemas y las formas en las cuales poder llegar.
Con la llegada de la Revolución Industrial (RI) allanó el camino para la competencia entre importantes organizaciones y, así, poder competir a gran velocidad.
En otra de las oleadas, a la cual se la podría nombrar como la “tercer gran oleada”, aparte la informática con sus sofisticados sistemas y con su latente canibalismo depredador, teniendo como Standard la participación en el mercado y las utilidades.
Mientras más se movía esta oleada, imitando y tomando modelos universales de estrategias, se hacían más poderosas y reproductoras de su gestión. Cuán más velocidad adquiría, más rezagadas quedaban otras, haciendo que la participación en el mercado se distribuyera de manera desigual, debido a la enorme brecha que se producía.
Como resultado de esto hoy vemos que el 6% de la población dispone del 50% del dinero del mundo, haciendo que la marginación sea cada vez más grave y pesada. Pero éste camino se termina abruptamente: la naturaleza misma le pone un freno. El exceso de población, el agotamiento de los recursos naturales, la degradación del medio ambiente, extinción de especies, selvas tropicales, agujero de ozono, hambruna, etc., son consecuencias de un sistema materialista orientado al consumo y al crecimiento unilateral (el sueño capitalista norteamericano), convirtiéndose una pesadilla mundial.
¿Cuál es el papel de la educación en todo esto? Nuestro sistema educativo, modificado a placer de cada gobierno que asume el control, se no alcanza a recuperarse en sólo 4 años del año que se le ocasiona. Y por ese motivo no crea hombres y mujeres “competentes”, tomando la definición como “aquella capacidad efectiva para llevar a cabo exitosamente una actividad plenamente identificada”.
Ésta competencia implica tener bien en claro la diferenciación y adquisición de competencias básicas o saberes teóricos para luego obtener capacidades prácticas como lo son las acciones para llevar a cabo una u otra tarea.
Recordemos el papel preponderante y movilizador que hace de la educación una herramienta para el progreso de cada sociedad en cualquier punto de la historia; sufrir las consecuencias (graves) que conlleva un mal manejo y administración del misma, es provocar el “efecto mariposa” en nuestra sociedad.
Con la llegada de la Revolución Industrial (RI) allanó el camino para la competencia entre importantes organizaciones y, así, poder competir a gran velocidad.
En otra de las oleadas, a la cual se la podría nombrar como la “tercer gran oleada”, aparte la informática con sus sofisticados sistemas y con su latente canibalismo depredador, teniendo como Standard la participación en el mercado y las utilidades.
Mientras más se movía esta oleada, imitando y tomando modelos universales de estrategias, se hacían más poderosas y reproductoras de su gestión. Cuán más velocidad adquiría, más rezagadas quedaban otras, haciendo que la participación en el mercado se distribuyera de manera desigual, debido a la enorme brecha que se producía.
Como resultado de esto hoy vemos que el 6% de la población dispone del 50% del dinero del mundo, haciendo que la marginación sea cada vez más grave y pesada. Pero éste camino se termina abruptamente: la naturaleza misma le pone un freno. El exceso de población, el agotamiento de los recursos naturales, la degradación del medio ambiente, extinción de especies, selvas tropicales, agujero de ozono, hambruna, etc., son consecuencias de un sistema materialista orientado al consumo y al crecimiento unilateral (el sueño capitalista norteamericano), convirtiéndose una pesadilla mundial.
¿Cuál es el papel de la educación en todo esto? Nuestro sistema educativo, modificado a placer de cada gobierno que asume el control, se no alcanza a recuperarse en sólo 4 años del año que se le ocasiona. Y por ese motivo no crea hombres y mujeres “competentes”, tomando la definición como “aquella capacidad efectiva para llevar a cabo exitosamente una actividad plenamente identificada”.
Ésta competencia implica tener bien en claro la diferenciación y adquisición de competencias básicas o saberes teóricos para luego obtener capacidades prácticas como lo son las acciones para llevar a cabo una u otra tarea.
Recordemos el papel preponderante y movilizador que hace de la educación una herramienta para el progreso de cada sociedad en cualquier punto de la historia; sufrir las consecuencias (graves) que conlleva un mal manejo y administración del misma, es provocar el “efecto mariposa” en nuestra sociedad.
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